1/20/2007

Hacia un mundo sin pobreza: Muhammad Yunus y el Grameen Bank



Cuando Muhammad Yunus regresó a Bangladesh a fines de los años setenta luego de doctorarse en economía en la Universidad de Vanderbilt en EE.UU., pensó dedicarse a la docencia en la Universidad de Chittagong. Su facultad estaba inserta en un medio rural donde la pobreza era una dura y cotidiana realidad. Frente a ese crudo espectáculo, Yunus sintió el imperativo moral de salir de la torre de marfil en que vivía dentro de las aulas universitarias y confrontar toda esa teoría económica que enseñaba a sus alumnos con la dura realidad de los pobres entre los pobres de Bangladesh. Sentía que nada de lo que había aprendido había servido para sacar de la miseria a todos esos miles de desheredados. “Cuando salía de mi clase me veía enfrentado a un mundo real. Aquí los héroes están molidos a golpes, salvajemente pisoteados.
Veía que la vida cotidiana se tornaba cada vez más dura, y los pobres cada vez más pobres. Para ellos morir de inanición parecía su única salida. ¿Dónde estaba entonces la teoría económica que daría cuenta de su vida real?. ¿Cómo seguir contando bellas historias a mis estudiantes?".

Decide así con algunos de sus alumnos bajar a las aldeas y estudiar cuál es el origen de tanta pesadumbre. Ahí conoce qué hacen y cómo sobreviven, descubriendo que las principales victimas son las mujeres y los responsables de sus miserias, prestamistas usureros que lucran con su trabajo. “Quería comprender la realidad que rodea la existencia de un pobre, descubrir la verdadera economía la de la vida real, y para comenzar, la de la pequeña aldea de Jobra”. “Decidí volver a ser estudiante. Jobra sería mi universidad; la gente de Jobra, mis profesores”.
Una mujer que hacia taburetes para lo cual compraba cañas de bambú con medio dólar, que le facilitaba un prestamista, debía retribuirlo con un interés del 10% por semana, y quedarse con una ganancia de 5 centavos. Así es como el Dr. Yunus descubre que las laboriosas mujeres son explotadas por falta de financiamiento y que el problema acaso se resuelva si se les asiste con un crédito.
Uno de sus estudiantes logra reunir una lista de 42 mujeres que habían tomado en conjunto un préstamo equivalente a 27 dólares. “Tanta miseria en esas 42 familias porque les falta 27 dólares. Ambos estábamos estupefactos, por no decir asqueados ante tal aberración”. De mi bolsillo les envié los 27 dólares, y que paguen cuando puedan. “Allí empezó todo. No tenía la menor intención de transformarme en prestamista; lo único que quería era resolver un problema inmediato. Todavía hoy considero que mi trabajo y el de mis colegas del Grameen apunta a un solo objetivo: acabar con la pobreza, esa plaga que humilla al hombre en lo más profundo de sí”
Así es como en 1976, Yunus comenzó prestando esos 27 dólares a esas mujeres para que pagaran sus deudas con el prestamista y lograran salir del círculo de la esclavitud y de la usura. Esa primera experiencia sirvió de base para dar vida al Grammen Bank cuya función es dar micro créditos a los más pobres, siendo más de un 90% favorecidas mujeres que durante estos años han dado un gran ejemplo de gratitud al devolver casi en su totalidad los prestamos concedidos.
Todo lo anterior, lo expone con suma claridad y vehemencia, Muhammad Yunus en su libro “Hacia un mundo sin pobreza” ,obra en la cual relata su experiencia y dificultades como “Banquero de los pobres”. La experiencia del Grammen Bank ha sido replicada con éxito en muchos partes del Tercer Mundo, constituyendo un modelo, un ejemplo y una prueba real de que es posible derrotar la pobreza si impera la generosidad, la solidaridad, organización y la voluntad política para derrotar este flagelo. Parece un sueño, pero si hemos sido capaces de acabar con la polio y otros grandes males que durante milenios asolaron a la humanidad, porqué no pensar en un mundo sin pobres, donde nadie vea limitada su vida por falta de la asistencia y alimento que en otros lugares abunda.
El ejemplo de Yunus, de ser capaz de abandonar los egoísmos personales y dedicarse a una obra de vida, fue reconocido el año pasado cuando en octubre le fue concedido a él y al Grammen Bank,el premio Nóbel de la Paz. La semilla que plantó se ha multiplicado por miles durante todos estos años, prueba de esto, son los rostros de miles de hombres y mujeres que en Bangladesh y otros países han podido pensar en un futuro mejor para ellos y sus hijos.

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Leemos este comentado artículo de Humberto Eco publicado en el Diario La Nación , en Argentina, el 21 de mayo del 2007 en donde a partir...